
Los hutíes de Yemen denunciaron que el secretario general de la ONU, António Guterres, politiza la asistencia humanitaria y se alinea con Estados Unidos, tras la decisión de suspender en febrero pasado sus operaciones en la provincia de Sadá, bastión rebelde.
A través de un comunicado, el Ministerio de Exteriores calificó de impactante la alineación de la organización internacional con Washington, que desde marzo bombardea posiciones hutíes en el mar Rojo.
El texto considera la postura del jefe de la ONU de "profunda preocupación y asombro" por su complicidad «en los esfuerzos impulsados por EE.UU. para utilizar la ayuda humanitaria como herramienta de presión política».
La organización internacional tomó la medida, tras el arresto de ocho trabajadores humanitarios, seis de ellos en Sadá.
Los hutíes de Yemen consideran que las acciones de la ONU son un «castigo colectivo» contra una zona ya devastada por campañas militares, así como el bloqueo y las agresiones continuas por parte de EE.UU.
«La suspensión de la ayuda en Sadá representa un acto deliberado de castigo colectivo contra una de las regiones más vulnerables del Yemen», resalta la nota.
El texto tacha la suspensión de «inhumana» y alerta que «viola principios humanitarios fundamentales y pone en riesgo la vida de miles de personas, especialmente de pacientes que dependen de los servicios de salud y la asistencia alimentaria».
De acuerdo con la ONU, los rebeldes de Yemen mantienen retenidos a decenas de trabajadores de Naciones Unidas, organizaciones internacionales y personal diplomático.
Yemen, con un tercio de su población malnutrida y 4.5 millones de niños sin escolarizar tras una década de guerra, depende en gran medida de ayuda externa.
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