Según la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS), el crecimiento intertrimestral fue del 1.2 por ciento. El PIB chino alcanzó los 31.88 billones de yuanes, traducidos en los 4.35 billones de dólares por las exportaciones, la producción industrial de alta tecnología y el consumo interno.
Analistas chinos destacan la resiliencia de la economía nacional y su papel como motor del crecimiento global, incluso ante la inminente guerra arancelaria de Estados Unidos. El subdirector de la NBS, Sheng Laiyun, calificó estos registros como un «buen comienzo» para el gigante asiático gracias a las políticas macroeconómicas implementadas por el gobierno.
Este robusto crecimiento contrasta con las previsiones de un anémico 0.3 por ciento para la economía estadounidense en el mismo período, el crecimiento más débil desde 2022. Expertos chinos señalan que la diversificación de mercados hacia América Latina, Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y Oriente Medio es clave para mitigar el impacto de los aranceles estadounidenses.
Sheng Laiyun reconoció que los aranceles estadounidenses ejercerán cierta presión a corto plazo sobre el comercio y la economía de China, pero insistió en que no alterarán la trayectoria positiva a largo plazo de la economía china, gracias a sus sólidos fundamentos y resiliencia.
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