Un informe policial de 884 páginas desclasificado el martes 26 de noviembre por el Tribunal Supremo afirma que el exmandatario de extrema derecha, que gobernó entre 2019 y 2022, participó de manera activa en la concepción de un proyecto de golpe de Estado tras las elecciones presidenciales de 2022.
Las autoridades señalan que, incluso, el plan con el que apuntaba a permanecer en el poder había iniciado años antes.
«Bolsonaro efectivamente planificó, dirigió y ejecutó, en coordinación con otros funcionarios desde al menos 2019, actos concretos que apuntaban a la abolición del Estado democrático de derecho, permaneciendo él como presidente», señala el informe.
Estas conclusiones son el resultado de casi dos años de investigación. El informe expone pruebas provenientes de órdenes de registro, escuchas telefónicas, registros financieros y testimonios. La Policía subraya que los hallazgos de la investigación evidencian una conspiración criminal encabezada por Jair Bolsonaro.
El informe cita ocho pruebas principales para respaldar la acusación, incluida una reunión que Bolsonaro convocó en diciembre de 2022 con altos mandos de las Fuerzas Armadas. En aquel momento, fue presentada una propuesta de golpe de Estado, pidiéndoles que se unieran a la conspiración, indica el informe.
Los altos mandos del Ejército y de la Fuerza Aérea se negaron a unirse al complot, mientras que el comandante de la Marina, el almirante Garnier Santos, expresó su apoyo, precisan los investigadores.
Además de lo que califica como intento de golpe de Estado, el informe revela que el exmandatario también tenía pleno conocimiento de un plan para asesinar al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
«Las evidencias recogidas indican que Jair Bolsonaro tenía pleno conocimiento de plan operacional, así como de las acciones clandestinas practicadas bajo el apodo 'Copa 2022'», subraya el informe policial.
Este plan de asesinato, bautizado 'Puñal Verde y Amarillo', tenía como objetivo acabar con la vida de Lula, la de su vicepresidente Geraldo Alckmin además de matar al juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, remarcan los investigadores.
Las autoridades brasileñas se basan en «los registros de entrada y salida de visitantes al Palacio de la Alvorada», la residencia oficial del presidente brasileño, en «el contenido de diálogos entre interlocutores del núcleo próximo» del líder ultraderechista y en el «análisis de fechas y reuniones» celebradas durante esa época.
«Hay pruebas que demuestran que, el 9 de noviembre de 2022, Mario Fernandes, secretario ejecutivo de la Secretaría General de la Presidencia brasileña en aquel momento, imprimió el documento que detallaba el paso a paso del planeado triple homicidio y que, posteriormente, se dirigió al Palacio de la Alvorada, donde se encontraba Bolsonaro», apuntaron los investigadores.
Por lo tanto, sospechan que Bolsonaro era consciente del complot contra el actual presidente de izquierda.
El informe fue entregado al fiscal general Paulo Gonet, quien tendrá que decidir emprender o no acciones legales contra Jair Bolsonaro.
La semana pasada, la Policía brasileña recomendó inculpar al expresidente por tentativa de golpe de Estado, además de acusar a 37 personas por delitos de «abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado y asociación ilícita».
Por su parte, el expresidente, de 69 años, sigue rechazando las acusaciones. «El término 'golpe de Estado' nunca ha formado parte de mi léxico», declaró esta semana en una rueda de prensa.
«El ministro Alexandre de Moraes lleva toda la investigación, ajusta declaraciones, detiene sin quejas, realiza pesquisas de pruebas y tiene consejos muy creativos. Hace todo lo que la ley no dice [...] Hay que ver qué hay en esta acusación de la Policía. Yo esperaré al abogado. Esto, obviamente, va a la Procuraduría General de la República. Es en la PGR donde comienza la pelea. No puedo esperar nada de un equipo que utiliza la creatividad para denunciarme», criticó el expresidente en un mensaje difundido en sus redes sociales.
El exmandatario denuncia desde hace varios meses lo que considera como "una persecución política" en su contra.
Además, estas nuevas acusaciones podrían complicar los supuestos planes de Jair Bolsonaro de presentarse a las elecciones presidenciales de 2026.
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