En un contexto de intensificación de las tensiones entre Irán e Israel, Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), respondió a una pregunta sobre las amenazas israelíes contra las instalaciones nucleares iraníes, durante una visita. «Según el derecho internacional, las instalaciones nucleares no deben ser atacadas», insistió Rafael Grossi, tras reunirse con el jefe de la diplomacia y el responsable del programa nuclear iraní.
Por su parte, los funcionarios iraníes han rechazado cualquier presión contra el programa nuclear del país. «Cualquier resolución adoptada por el Consejo de Gobernadores de la OIEA contra el programa nuclear de la República Islámica de Irán estará sujeta a contramedidas y reacciones inmediatas», anunció el jefe de la Organización iraní de la energía atómica, Mohammad Eslami. Una declaración que se produce mientras Francia, Alemania y Gran Bretaña preparan una resolución contra el programa nuclear de Teherán, que debería facilitar el envío del expediente iraní al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Estados Unidos dijo que quería ver acciones y no sólo palabras de Irán, mientras que el presidente iraní dijo que quería eliminar "dudas y ambigüedades" sobre el programa nuclear de su país.
«En última instancia, lo que queremos ver en Irán es un cambio real de comportamiento y acciones reales, no sólo señales o indicaciones de algo», dijo a los periodistas el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Vedant Patel.
«Queremos asegurarnos de que Irán nunca tenga un arma nuclear y continuaremos utilizando una variedad de herramientas para lograr este objetivo. Todas las opciones siguen sobre la mesa», añadió el portavoz.
Al recibir a Rafael Grossi, el presidente iraní Massoud Pezeshkian afirmó que su país estaba dispuesto a cooperar con la agencia internacional para eliminar ambigüedades y dudas sobre su programa nuclear. Un poco antes, el jefe de la diplomacia iraní había afirmado que la pelota estaba en el tejado de los países europeos, pero que Irán se negó a negociar bajo presión. La OIEA pide una mayor cooperación y una desaceleración del programa de enriquecimiento de Irán. Por su parte, Teherán exige el levantamiento de las sanciones estadounidenses y europeas para volver al acuerdo de 2015.
Rafael Grossi aún debe visitar los dos principales lugares de enriquecimiento del país, pero no sabemos si este viaje permitirá llegar a un compromiso con los países occidentales.
Esta visita del jefe de la OIEA se produce antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En 2018, este último ya abandonó el acuerdo nuclear e impuso sanciones muy duras contra Irán. Con su nuevo equipo, compuesto en particular por el próximo secretario de Estado, Marco Rubio, partidario de una línea dura hacia Irán y China, Estados Unidos tuvo que endurecer aún más su tono hacia Teherán.
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