Las fuerzas rusas utilizaron armas químicas en el campo de batalla 323 veces en octubre, informó el Estado Mayor de Ucrania el 8 de noviembre.
Desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, las unidades de inteligencia radiológica, química y biológica han estado registrando el uso de sustancias químicas peligrosas en el campo de batalla. Desde febrero de 2022, se han registrado 4,613 casos.
El ejército ruso utiliza municiones como K-51 y RG-VO, que están cargadas con productos químicos peligrosos que se utilizan para operaciones antidisturbios y están prohibidas como armas de guerra, se lee en el informe del Estado Mayor.
El ejército ucraniano también registró una cantidad "significativa" de municiones que contenían compuestos químicos peligrosos de un "tipo no especificado".
El uso de municiones químicas por parte de Rusia «viola flagrantemente las reglas de la guerra, ignora las normas y obligaciones de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción», afirmó el Estado Mayor.
Según una investigación de 'The Kyiv Independent' publicada en agosto, el uso de ataques con gas por parte de Rusia está aumentando. Los soldados y oficiales ucranianos entrevistados por el medio reconocieron que la táctica es eficaz y permite a Moscú capturar posiciones ocasionalmente sin destruirlas.
Los soldados ucranianos informaron haber sufrido hasta seis ataques con gas diariamente, normalmente dos o tres ataques en una hora.
El Reino Unido emitió sanciones contra las unidades rusas involucradas en el uso de armas químicas en el campo de batalla en Ucrania el 8 de octubre.
A principios de este año, el Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó que las fuerzas rusas habían utilizado el agente químico cloropicrina en Ucrania. El anuncio formaba parte de una declaración más amplia sobre la introducción de nuevas sanciones estadounidenses contra más de 280 personas y entidades.
La cloropicrina se utiliza a menudo como herbicida. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la exposición a sus vapores puede causar irritación grave en la piel, los ojos y, si se inhala, en los órganos internos.
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