Esto se ha convertido en la vida cotidiana de los ucranianos desde el otoño: en octubre, el sonido de los drones kamikazes resonaba casi todos los días sobre Ucrania. Y estos ataques continúan, como este sábado por la mañana en la capital del país.
Estos drones son lanzados por docenas por Rusia, particularmente contra Kiev, y estos ataques tienen una escala sin precedentes. Sólo en octubre, Rusia lanzó más de 2,000 drones, casi un tercio de los que Moscú ha desplegado contra Ucrania desde principios de año.
La mayoría de estos drones son interceptados o perdidos, dejando daños humanos y materiales causados por los que alcanzan sus objetivos o por sus escombros. A medida que se acerca el invierno, Moscú parece decidido a destruir completamente la infraestructura energética de Ucrania, paralizando así al país. En Kiev están preocupados por cortes de luz que podrían presagiar otros aún más graves.
«Tras un ataque con drones, se produjo un incendio en una superficie de 50 metros cuadrados que provocó la destrucción parcial de apartamentos en los pisos 15 y 16 de un edificio residencial de 16 pisos. Los rescatistas evacuan a los residentes del edificio. Se está aclarando la información sobre las víctimas», afirmó este sábado el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania a través de su cuenta 'X'.
Si Rusia ha preferido recientemente los drones en todo el país, se esperan uno o más ataques con misiles a gran escala; estos ataques son más difíciles de interceptar por la defensa aérea ucraniana que los drones y, por lo tanto, más peligrosos.
Cerca de la frontera y del frente, la población se enfrenta a otro peligro diario: el de las bombas flotantes difíciles de interceptar y que devastan sus objetivos, debido a la falta de medios suficientes por parte de Ucrania para poder detenerlas.
El Ministerio de Defensa ruso reivindicó este sábado la captura de dos nuevos pueblos en el este de Ucrania: Kurakhivka, cerca de Donetsk, y Pershotravneve, en la región de Járkov. El ejército ruso tomó en octubre 478 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, un récord desde las primeras semanas del conflicto en marzo de 2022, según un análisis de la 'AFP' de datos del Instituto Americano para el Estudio de la Guerra (ISW).
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